Es indispensable sanar las heridas primarias, para no proyectar estas en las personas que me rodean, y particularmente no infringir alguna de estas heridas en mis hijos, de manera que logre ser la madre o el padre que ellos realmente necesitan para su sano desarrollo.

Permite conocer, enfrentar, superar y en su caso reescribir mi propia biografía humana y ser la persona que potencialmente puedo llegar a ser para mí, mi familia y mi sociedad.

El proceso científico de indagación respecto de las heridas de la infancia, mediante técnicas de valoración y evaluación de los equilibrios psíquicos y emocionales, permitirán conocerme mejor en cada etapa del ciclo vital.

Todo esto dentro de un ambiente vivencial nos facilita la introspección, es decir el conocimiento de la existencia real de heridas primarias que, alimentadas con creencias falaces de origen, inciden en nuestras relaciones interpersonales, y condicionan el equilibrio emocional de mis relaciones afectivas (intrapersonal).